"Cali (oficialmente, Santiago de Cali) es la capital del departamento de Valle del Cauca en Colombia y la tercera ciudad más poblada del país, después de Bogotá y Medellín.
Como capital departamental, alberga las sedes de la Gobernación del Valle del Cauca, la Asamblea Departamental, el Tribunal Departamental, la Fiscalía General, Instituciones y Organismos del Estado, también es la sede de empresas oficiales como la municipal EMCALI.
Santiago de Cali fue fundada en 1536 y aunque es una de las ciudades más antiguas de América, solamente hasta la década de 1930 se aceleró su desarrollo hasta convertirse en uno de los principales centros económicos e industriales del país y el principal centro urbano, cultural, económico, industrial y agrario del suroccidente colombiano".
Por eso, Cali es Cali lo demás es loma, Cali es la sucursal del cielo (¿o lo era?), pero esto no es solo cuestión de pandebono, si bien es cierto el desarrollo de Santiago de Cali como capital en la década de 1930 fue decisiva para catalogarse como capital, pero el avance desde hace veinticinco años, no ha sido más que un aumento en su número de habitantes en el cual el 50% de la población se ubica en lo que muchos reconocen por el nombre pero no conocen su realidad, “El distrito de Aguablanca”. Cali se ha transformado en una ciudad violenta, porque tiene una sobrepoblación tremenda, debido a que cada día se ven más los asentamientos, la ciudad de los cholados y el chontaduro enfrenta ahora una de sus peores crisis sociales, el hurto callejero, y quienes lo padecen no son solo los de arriba a los de abajo también los afecta.
Los homicidios son más notorios en los barrios populares según las estadísticas y al final, es Cali la que sale perdiendo.
La situación de seguridad en Cali se relaciona con múltiples procesos de carácter económico, social, cultural, psicológico y biológico los cuales están en una cruel pero real decadencia. Esto es evidente ya que los altos índices de homicidios, hurtos, violencia intrafamiliar y lesiones personales resultan como las pruebas incuestionables de la compleja situación.
Pero no debemos rendirnos ante la lucha de sacar en alto el nombre de nuestra ciudad y sentirnos orgullosos de ser 100% caleños, y por eso debemos unirnos a las campañas de la administración municipal para embellecer nuestra ciudad y asi mismo exigirle que nos demuestren con resultados óptimos las actuaciones que tienen las autoridades competentes frente al tema de educación, salud y seguridad.
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